Gabriela Suárez tiene el carácter fuerte. Y así tiene que ser, pues es la única mujer que trabaja en la mina de oro que le da vida y nombre al pueblo de San Pedro del Oro. Por ser madre soltera y mujer, sufre las burlas y abusos de algunos de los mineros. El protector de Gabriela y dueño mayoritario de la mina, fallece. La mayoría de las acciones pasan a ser propiedad de su esposa, Antonia Guerra. “La Patrona, como llaman a Antonia, es una mujer temible y voluntariosa, que envía a buscar a su hijo mayor Alejandro Beltrán, guapo y rico, para que se ocupe de la mina. El encuentro de Alejandro con Gabriela va a ser una sucesión de enfrentamientos y atracción que terminará en el surgimiento de un romance que choca con los planes de varios personajes que se van a oponer a esa relación. Gabriela, sin saberlo, será el centro de la intriga y las ambiciones de una jauría de lobos que se ensañará contra ella para despojarla de su hijo, su amor, su cordura y su libertad. Una vez que conozca el infierno y la locura, emergerá de sus cenizas como un ave fénix imponente para arrasar con sus enemigos en una venganza que amenazará con acabar consigo misma.